Limpieza de Úlceras.
La limpieza de las heridas, es una fase que dentro de
los procedimientos del cuidado de heridas tiene una gran importancia, aunque
frecuentemente no se le da y se realiza de una manera mecánica. El hecho de
limpiar correctamente una herida va a tener una relación directa con la
optimización de las condiciones necesarias para que esta cicatrice
correctamente y que disminuya el peligro de infección, ya que con la limpieza,
se retiran microorganismos y material necrótico presentes en el lecho de la
lesión.
La Guía para el Tratamiento de Ulceras
por Presión de la AHCPR norteamericana establece sobre la limpieza de las
ulceras una serie de recomendaciones, adaptables y extensibles al resto de
lesiones cutáneas crónicas, orientadas a reducir el trauma físico y químico que
pueden representar las acciones de limpieza. A continuación se enumeran dichas
recomendaciones. De estas recomendaciones, quizás la mas desconocida, es la que
hace referencia al uso de antisépticos, principalmente la povidona yodada,
hipoclorito sódico, peroxido de hidrogeno y ácido acético, todos ellos de
reconocida toxicidad y agresividad con los granulocitos, monocitos,
fibroblastos y el tejido de granulación y en algunos casos para el organismo de
pacientes sometidos a tratamientos prolongados en el tiempo.
-Limpiar las heridas al principio del
tratamiento y durante cada cambio de apósito.
-Utilizar la minima fuerza mecanica al
limpiar las heridas con gasas o esponjas.
-No limpiar las heridas con productos
limpiadores o agentes antisépticos, como por ejemplo: povidona yodada,
yodoforos, soluciones de hipoclorito sódico, peroxido de hidrogeno y ácido
acético.
-Utilizar solución salina isotónica para
limpiar las heridas.
-Administrar el producto limpiador a una
presión suficiente que no cause trauma en el lecho de la herida pero facilite
el arrastre mecánico de los restos necróticos.
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